En el mostrador de reclamaciones, tras expresar por activa y por pasiva que no, que el lunes no, que teníamos que volver el domingo, encontramos la solución: SF, Chicago, Londres, Madrid, Pamplona (un paseico para ver a nuestras amigas Rachel y Amaia ;)). Mientras tanto, las maletas a su aire, por Dallas, o quién sabe donde... Llegamos buen a Chicago, hola Rachel, adios Rachel desde el cielo. Llegamos bien a Londres, hola Amaia, adiós Amaia. Comienzan más problemas, salimos con retraso de Londres y llegamos a Barajas a todo correr, pasamos los controles de seguridad, a dos nos hacen vaciar la mochila... y llegamos al stand de Iberia. Prueba superada. Finalmente esperamos en la puerta de embarquer para Pamplona, pero una vez en la fila, sorpresa!!! nos dicen que no estamos en la lista del viaje por pérdida de conexiones. Nosotros con los pasajes en la mano. ¿Comor? Al final, resulta que si, pero que sólo dos. Incongruencias y discusiones que terminan con Miqueo y un servidor hablando en cabina con azafata y capitán. Al final lo esperado, el resto se queda hasta el siguiente vuelo realizando la reclamación de rigor. Mientras, en Pamplona, ni rastro de las maletas... Otra reclamación!!! Al final nos dicen que vienen en el vuelo siguiente, que por cierto se retrasa unos 40 minutos.
Al final todo bien, besos y abrazos de novios y novias... pero llegando tardísimo, estresados y encima con cero de sueño. Mañana a las 9 al curro, hay ganas, espero no dormirme...
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